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Este hermoso pueblo asentado en las faldas del Turbón y se esconde tras el Cervín, presenta un atractivo conjunto urbano donde apreciar buenos ejemplos de arquitectura popular.

Cabe destacar la Iglesia parroquial románica, del siglo XII. Iglesia dedicada a San Esteban, es de un románico tardío, con bóveda apuntada, coro tallado en madera e interesante pila bautismal. Consta de nave única y ábside semicircular respondiendo a los modelos propios de estos pequeños templetes rurales. En su interior aparecieron una valiosas esculturas representado a diferentes santos, de entre ellas destacaba la de San Adrián, hoy conservadas en el Museo Diocesano de Barbastro dados los continuos robos en templos pirenaicos.

A sus escasas y pendientes calles asoman todas las casas con portales abovedados, algún escudo o antiguo detalle decorativo típico de la montaña y el campo.

Bellos espacios naturales rodean al municipio, el Macizo de Turbón, el pico Cheri de Gabas o el Congosto de Ventamillo, son algunos de estos lugares en los que naturaleza muestra todo su esplendor. Si aquí uno se detiene y permanece quieto, un buen rato y en silencio, detectará la increíble fauna pirenaica, desde bandadas de torcaces hasta el águila, pasando por el sarrio, el jabalí, la fuina…