Mitos y leyendas

Desde tiempos que los más antiguos no saben fechar, se han contado historias extraordinarias sobre el Turbón. Sobre sus orígenes míticos, sus curiosas cualidades meteorológicas, sus habitantes conectados con la naturaleza y sus ciclos y sus mujeres de sabiduría, también llamadas brujas, perseguidas durante la Inquisición por la iglesia católica por sus raíces de origen celta y druida y sus conocimientos sobre las sabidurías por muchos olvidados…

De hecho, la propia toponimia del lugar y sus alrededores son ejemplo claro de su naturaleza mágica. Existen espacios conocidos como Coll de Fadas (collado de las hadas) o Forat d’as Bruixas también conocido como Forau de las cholas (agujero de las brujas), que confieren a la montaña un aura de misterio. Este agujero de las Brujas se encuentra en una ladera del turbón, junto a la fuente de la pedreña. Tiene tal profundidad que echando una piedra jamás se oye cuando llega al final.

De acuerdo a las tradiciones de la zona aquí embarrancó el arca de Noe cuando se retiraron las aguas tras el Diluvio Universal. Se relata que Noé dijo "ya turba l´arca" que en en lengua aragonesa quiere decir "ya embarranca el arca", de ahí viene el nombre de Turbón.

También se dice que los dioses pirenaicos tenían aquí su fragua. La presencia de nubes en su cima también se emplea como cabañuela, se dice en la lengua de la zona que "Cuan hi ha boira en el Turbón, hi ha aigua en tot Aragón", que en castellano quiere decir: "Cuando hay nube en el Turbón, hay agua en todo Aragón".

El Turbón, una montaña que destaca especialmente entre las elevaciones que le rodean. Emerge en solitario, como si fuera un vigía al servicio de las más altas cumbres que aguardan detrás, en lo más abrupto de la cordillera. No en vano sus formas recuerdan a una gran fortaleza distinguida sobre el horizonte que, además, resalta esplendorosa bajo los rayos del sol del amanecer y del atardecer. Así, el Turbón atrapa nuestro interés de forma inexplicable desde la lejanía. Como si su caprichosa morfología y la disposición de los elementos que lo rodean, ejercieran cierto embrujo desde su primera visión.